UNE HISTOIRE SANS REGLES - UNA HISTORIA SIN REGLAS

UNA HISTORIA SIN REGLAS

Les chamanes comprendieron que las mujeres tenían un secreto que los hombres ignoraban.
Las mujeres saben ovular, captar, guardar y fecundar.
El hombre, en cambio, eyacula, escupe, penetra.
Es así, es la naturaleza intrínseca de la masculinidad.
Con la ovulación, la captación y la fecundación, alcanzamos el misterio de lo femenino
(Luis Ansa, La Vía del Sentir)


En verano de 2022 se me ocurrió hacer un experimento con la sangre de mi luna. Ya había visto obras pintadas con líquido menstrual y quise hacerlo por mí misma. Me intrigaba ver la textura, los tonos, las variaciones… que la regla podía adquirir sobre distintos soportes. La recogí con mi copa de luna y la volqué en varios papeles. ¡Fue toda una sorpresa! Me asombró muchísimo ver cómo se movía, cómo iba abriéndose camino y adoptando diferentes formas sobre el papel, mientras yo lo balanceaba de un lado a otro, ¡intentando que no se desparramara por todas partes!

El resultado final también me impactó, pues variaba de un papel a otro. Una vez seca, parecía que cada forma tuviera su propia personalidad, su propia historia que contar, aunque todas compartían la misma fuerza o intensidad. Aún hoy no sé muy bien cómo describir esa sensación que me produce ver mi regla sobre el papel, pero siempre es muy poderosa. Siento que es mi manera de honrarla, de honrar la Vida, de darle el lugar o la importancia que se merece.

Asimismo, traté de pintar con un pincel, mojándolo en la sangre como si fuera una especie de líquido-acuarela, pero no me quedé satisfecha: no conseguía hacer lo que deseaba. Hoy entiendo que, en realidad, la regla quería ser libre, libre para deambular sobre el papel a su antojo, para expresarse tal y como ella quería. Para mí, es algo vivo.

En cualquier caso, guardé el experimento y lo olvidé hasta un día en que me entraron muchísimas ganas de pintar, el 7 de agosto de 2022, concretamente. De repente, me di cuenta de que no me quedaba papel y, frustrada, decidí pintar sobre los únicos papeles que me quedaban: aquellos “papeles manchados”. Sin dudarlo, me puse a pintar sobre uno de ellos, diría que de una forma instintiva, respetando las “líneas rojas”. Así nació mi primer dibujo, pintado junto a mi sangre menstrual (o más bien fusionado con ella): “Femme Qui s’Interroge” (Mujer Que se Interroga).

Además, da la casualidad de que esa mujer soy yo. Llevaba tiempo queriendo pintar un cuerpo desnudo y como no tenía otro modelo “real” más que yo misma, me hice una foto y la dibujé. Me parece una doble casualidad muy significativa, tal vez porque ya me estaba preguntando (sin saberlo) a dónde me llevaría aquella historia… En ese momento no sabía o no comprendía por qué lo hacía, pensé que era fruto de una simple anécdota (¡no tenía papel, pero sí muchas ganas de pintar!). Ahora, sin embargo, después de más de 6 meses y de las millones de preguntas que me han hecho al respecto (de hecho quienes más que se interrogan son les demás :) creo haber comprendido las razones inconscientes de dicha anécdota…

Pero ante todo os quiero explicar mi método, o más bien con el tipo proceso que siempre repito cuando pinto en un papel que lleva mi regla:
-respetar las “líneas rojas” (aunque a veces pinto por encima, según las necesidades del dibujo)
-dibujar lo más rápido posible
-no borrar nada de lo que queda en el papel (incluso si se me cae una gota de té).

Para mí, el error no existe. Y todo, absolutamente todo, forma parte del proceso creativo, como todo, absolutamente todo lo que nos pasa forma parte de lo que llamamos “nuestra vida”. Si algo no me gusta o no ha quedado bien, intento camuflarlo de una manera creativa. Sí, ¡me gustan los desafíos!

Además, no me interesa hacer un fiel reflejo de la realidad (para eso está la foto o el auténtico cuadro), sino reflejar mi propia realidad interior (o algo así, no soy teórica de arte). Además además, todo se va readaptando después, a medida que añado color. Y además además además, de esta manera quedan “personajes” y no personas, es decir, que el modelo adquiere una vida propia, una personalidad, pues el modelo solo es una excusa o un punto de partida para llegar a un terreno desconocido…

En realidad, para mí pintar es como explorar, nunca sé lo que voy a hacer, cómo lo voy a hacer, ni a dónde me va a llevar. Os lo aseguro, a veces hasta me arrepiento de haber empezado un dibujo porque no tengo ni idea de cómo conseguir, por ejemplo, la textura de la piel de una iguana. Y entonces me ofusco y me digo “¡Mierda! ¿Por qué me meto semejantes berenjenales?”. Sí, reconozco que con mi método me complico la vida, es verdad, y hasta me desespero por momentos, pero como ya he empezado el dibujo, me digo que no me queda más remedio que buscar una solución creativa y terminarlo. Eso sí, al final siempre merece la pena (¡también os lo aseguro!) porque una vez mas, siento que he llegado a puerto…

En general, busco modelos de cuadros renacentistas, o como me gusta decir, esos autores que llevan nombre de Tortuga Ninja ;-) Pero también puede ser cualquier cosa que me inspire, una foto, la imagen de un animal, etc. Siento que siempre hay un mensaje detrás, un simbolismo. Por eso me encanta pintar Vírgenes. Lejos de ser una convicción religiosa (¡Dios me salve!) para mí la Virgen María es el arquetipo del Amor Universal e Incondicional, una especie de Pachamama pero con velo. Y la regla, precisamente, proviene de la misma la Fuente, comparte con ella misma Fuerza. Porque sin este Principio de Vida ni tú ni yo estaríamos hoy aquí. Es decir, si no fuera porque una vez, allá por tiempos remotos, nuestra madre biológica tuvo una falta en su ciclo menstrual… En realidad, estamos unidos por la regla, es nuestro Origen Común.

Bueno, podría seguir durante horas, pero en realidad lo que me interesa no es hablar sobre lo que hago, sino que veáis lo que hago. Así que después de esta pequeña presentación os dejo con lo más importante: mis dibujos y vuestras emociones al respecto. ¡Buen viaje!

Con Amor, mucho mucho Amor,

Ilia